Nos comimos a unos cuantos vecinos para no defraudar a nuestros
congéneres. Vecinos que se habían instalado cerca de los poblados,
incordiando con su presencia la pacífica y solitaria vida que siempre
disfrutamos y asustando a nuestros hijos al proferir esos aterradores
sonidos guturales. Ahora que continuasen haciéndolo ellos, que nosotros
ya devoramos bastante putrefacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario