viernes, 5 de septiembre de 2014

Preparativos

Su conciencia no podría soportarlo, pensaba tras haber desplegado ante si varios cuchillos de cocina.


Pero ¿qué importaba su conciencia?, le decía su lado malvado mientras elegía definitivamente el más mortífero, el que utilizaba para trocear la carne cuando su mujer se lo ordenaba porque no había querido pedírselo al carnicero.


Ordenando, siempre ordenando, aquello tenía que acabar de una vez por todas. 


Oyó pasos aproximándose. Era su mujer que se había levantado y que, tras ver todo aquel despliegue, le ordenó

“ya estás guardando todo eso y volviendo a la cama. La carne no se hará mañana”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario