Los
martes no puedo venir -me dijo-, tengo psicoterapia.
Una
excusa muy débil, e insostenible, porque tan solo bastaba echar un
vistazo a su agenda para comprobarlo. Y esto era relativamente fácil:
como secretaria suya podía acceder a su despacho y ojearla en
cualquier ausencia de las tantas que tenía su jefe. Muy torpe por su
parte.
'O,
tal vez, ya no le importe y me está dando calabazas', pensó. 'Entonces, lo está haciendo completamente a sabiendas de que puedo
constatar que me ha mentido. No tendrá ningún escrúpulo en
hacerlo, pero ¿por qué? Tal vez lo haya intuido su esposa y
pretenda echar tierra en el asunto, acabar con una relación que le
costaría el matrimonio y, dado su patrimonio, algo más que eso,
porque le sacaría hasta el último céntimo.'
Aún
recordaba la última vez, hacía tan solo tres días. Estuvieron
cerrando el balance hasta tarde. Después, y tras una breve llamada a
su esposa argumentando complicaciones con los cuadres de la cuentas,
fueron a cenar a un restaurante nuevo, donde por cierto quedó
gratamente sorprendida por el ágape. Una copa final para bajar la
comida y, ¡traslado a su nidito de amor!
En
esta ocasión no había prisas. Se tomó su tiempo en desvestirla
lentamente, en acariciar cada palmo de su cuerpo que se iba
descubriendo, en recorrer parsimoniosamente sus labios por su espalda
hasta detenerse en la comisura de los glúteos. Después la giró y
se dirigió directamente a su sexo, recreándose con su clítoris en
lo que le parecieron interminables minutos. La posterior penetración
fue de las mejores que había experimentado en su corta vida. Y ahora
si, y esto lo entendía perfectamente, no había lugar para dormitar
un rato junto a él, ya que el “cuadre de cuentas” por fuerza
tenía que haberse finalizado.
Eran
las dos de la mañana cuando la abandonó con un simple ¡hasta
dentro de un rato! Y por todo ello no podía entender aquella excusa
dada esa tarde, la de los martes. A no ser que hubiera sido
descubierto en su infidelidad. ¿Cómo podría preguntárselo? Y,
sobre todo, ¿tendría una respuesta sincera?
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