- Había brotado, en
medio del huerto, un imponente piano de cola...
- Te equivocas, papá. De
las judías mágicas brotaba una planta que crecía y crecía hasta
llegar al cielo. Allí, Juan se encontraba con un gigante y le robaba
la gallina de los huevos de oro.
- ¿Y qué te parece si
hacemos un nuevo cuento donde Juan se hace un pianista grandioso, que
gana muchísimo dinero?
- Vale, pero con todo el
dinero que gane le comprará la gallina al gigante.
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