Se
ovilla sobre las baldosas frías y comienza a temblar. Quizá
el
sótano no
sea el sitio más acogedor y, sin embargo, deberá quedarse ahí
hasta que podamos averiguar algo. No podríamos tenerlo dando vueltas
por la casa, menos
aún por el jardín.
Lo
encontramos hace una hora en mitad del campo, al caer la tarde, y
caminaba con dificultad. Nos pareció que debíamos darle cobijo y
alimento. Pero, realmente, no sabíamos qué podría comer. Tal vez,
comida como la nuestra, o
quizá comida para perros, para gatos, para pájaros,... ¿Qué
diablos comería un alienígena?
No hay comentarios:
Publicar un comentario