lunes, 20 de octubre de 2014

El protector





El perro movió la cola con alegría porque sabía que su amo retornaba de nuevo al hogar. Esperaba con paciencia su regreso, no importándole el tiempo que emplease. Ya estaba acostumbrado a esas largas ausencias y no se asustaba al quedarse solo. Él siempre regresaba. Siempre. Y a su vuelta le invadía, penetrando por cada poro de su piel, una placentera sensación de protección, el instinto de sentirse querido.


Le hablaba con voz dulce, melódica, un timbre especial que nunca antes experimentó. Jamás tuvo que sufrir una elevación de voz que denotara enfado, Y eso que tenía el convencimiento de que algunas cosas que tiró en la casa, en esas ausencias, provocarían su irremediable alteración del habitual estado de ánimo. Sin embargo, nada. Caricias, palabras que no entendía pero que debían ser elogios, cuidados continuos... Era el ser más encantador que pudo conocer en su vida. Ya no recordaba a su último amo, aquel que le maltrataba sin descanso hasta que, finalmente, fue abandonado en una carretera desértica, en medio de la noche, con peligrosos animales acechándole, o al menos eso le parecían... Estaba realmente asustado y prefirió mil veces volver a estar en compañía del que lo había abandonado. Esperó vanamente, porque no volvería.


Y entonces apareció él, en aquel artilugio, y lo recogió. Lo llevó a su hogar, lo limpió, lo abrigó, curó sus heridas, le dio de comer, de beber. Y al cabo de un tiempo se marchó. Pensó que la historia volvía a repetirse. Aquella primera vez fue realmente terrible. Pero regresó, y volvió a prodigarle todos los cuidados precisos. A partir de entonces, comprendió que, por alguna extraña razón, el amo estaba obligado a ausentarse durante un tiempo. Y también asimiló que la marcha no era definitiva.


Esa noche, como tantas otras, salieron al exterior y caminaron bajo un cielo estrellado durante mucho tiempo. Llegaron a un lugar donde finalmente él se detuvo. El perro se sentó instintivamente mientras él contemplaba un lucero en el horizonte, un extraño lucero que aumentaba y disminuía su intensidad lumínica. Miró a su amo. Permanecía inmóvil mientras miraba aquella luz, y no quiso alterar su paz. Ni un solo ladrido de impaciencia. Se limitó a permanecer sentado junto a él.


La luz se hizo más y más grande, hasta ocupar totalmente el cielo por encima de sus cabezas. Ambos miraron hacia arriba para recibir un potente rayo de luz que el perro sintió atravesarlo desde su cabeza hasta la cola. Quedaron inmóviles y la luz disminuyó de intensidad hasta permitir visualizar una estructura metálica. A continuación, en un rápido movimiento, desapareció de sus vistas confundiéndose en un punto luminoso con el resto de estrellas.


Fue entonces cuando el perro sintió que se separaba de la tierra, que se elevaba junto a su amo. Y no tuvo miedo. Miró hacia abajo y vio que seguí allí, junto a él, en la misma posición. Y también vio que comenzaban a ser rodeados por las raíces que partían de un cercano árbol. Las raíces cubrían las dos figuras hasta que quedaron completamente ocultas a la vista, bajo un gran follaje de grandes hojas verdes que se elevaba hacia el cielo.


Por la mañana, un agricultor cogió su tractor para arar los terrenos de su finca y se llevó una gran sorpresa. De la noche a la mañana, enmedio del campo, se habían elevado dos árboles de distinta altura. Unidos, como si fueran padre e hijo. Decidió dejarlos allí. No le molestaban para su plantación, y por lo singular del caso, evitaría por todos los medios que nadie osase sacarlos de ese lugar.

9 comentarios:

  1. Hola Antonio, muy buen relato, apegado a lo que transmite la imagen, al leerlo ya me dieron ganas de participar también jeje. Te comparto el post en la comunidad ALMAS DE BIBLIOTECAS, abrazos y mucha suerte.

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno y emotivo Antonio.

    Mucha suerte compañero.

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado tu texto: reflejas a la perfección la fidelidad del animal más noble.

    ResponderEliminar
  4. Eternamente juntos de esa forma que involucra tanto a la naturaleza. Es precioso. Me gustó muchísimo. Un abrazo Antonio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un relato emotivo. Dedicado a los amigos de los animales y también a aquellos otros, como ese amo que lo abandonó, para que reflexionen. Gracias por tu comentario.

      Eliminar
  5. Un relato tierno y emotivo, muy adecuado a la imagen. Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Un relato lindo. amor naturaleza y fidelidad. Sin duda el mejor amigo....

    ResponderEliminar