domingo, 20 de septiembre de 2015

Siguiendo el rastro (I)

La policía se encontraba dentro y fuera de la habitación del hospital donde se hallaban los dos cadáveres. Fuera, impidiendo la entrada a todo curioso. Dentro, la Científica tomaba huellas y hacía fotografías a aquella mujer, al hombre rubio, a las salpicaduras de sangre... El detective Scariolus tuvo que marcharse pronto por una llamada. Lo hizo molesto. Le hubiera gustado tomar más notas y no tener que recurrir, más tarde y sin remedio, a los informes que le diera la Científica.
Había sido descubierto un tercer cadáver, ahora en un local de copas. Pero, por fortuna, en aquel caso solo se encontraba él. Bueno, él y su ayudante. Pero este no contaba. La Científica tardaría algún tiempo en llegar. Debía darse prisa. El tipo que se encontraba sentado frente a una mesa de caoba tenía la cabeza extrañamente torcida. Lo habían matado ejerciendo una torsión brusca en su cuello. Alguien, por detrás, le agarró su cabeza y la giró antes de que el infortunado pudiera darse cuenta.
- Es curioso, señor.
- Qué- dijo Scariolus.
- Fíjese, hay dos copas y la caja de puros está abierta. Y, buenos puros, por cierto. Parece que se trataba de un amigo.
- Sí. Pregunte por ahí fuera quién pudo entrar. Desde luego, amigo, lo que se dice amigo, no lo era. Esto forma parte de un ajuste de cuentas.
El ayudante salió y preguntó al barman y a algunos clientes. El barman solo pudo decirle que hubo un hombre que preguntó por Jack y esperó tomando un par de copas. Aquello era sospechoso, pensó el ayudante. De los clientes, un irlandés con gorra a cuadros dijo que había visto a un conocido de Jack aquella tarde tomando una copa, pero que desconocía su nombre. Por último, el vigilante de la puerta se mostró muy alterado cuando le preguntó por el visitante anónimo.
- Hey amigo, ese tipo me partió la nariz la primera vez que apareció por aquí. Espero que lo coja. Seguro que fue él quien mató a Jack.
- Pero ¿no sabe su nombre?
- No. Siento no poder ayudarle. Era un tipo misterioso, un gangster. Pegaba antes de preguntar. 
El ayudante pensó que hizo un buen trabajo. Solo quedaba contar a Scariolus todo lo averiguado. Entró de nuevo en el reservado. El detective estaba inspeccionando el cadáver.
- Señor, he descubierto que todos coinciden en afirmar que un tipo venía a verlo. Es nuestro hombre, pero desconocemos su nombre. Tendremos que tirar de archivos.
- Buen trabajo, Jimmy. ¿Alguna pista?
- El vigilante me dijo que era un gangster, que pegaba antes de preguntar.
- Lo que confirma mi suposición de ajuste de cuentas. Tendremos que volver con el dibujante. A ver si podemos disponer de un retrato robot. Esperaremos a que aparezca la Científica. No toque nada.
Scariolus no estuvo inactivo en las pocas horas que la Científica determinó que se trataba de una Colt y que ambos asesinatos fueron a bocajarro. Mientras, estuvo interrogando a la enfermera que se personó en la habitación al escuchar los disparos.
- Un enfermero huyó aterrorizado diciendo que iba a llamar a la policía. Ví al que se encontraba en la cama sangrando abundantemente y a la mujer que estaba en el suelo con el arma en su mano. Supuse que mataría al hombre de la camilla y que, tras ser descubierta por el enfermero, se daría un tiro.
- Bueno, enfermera. Deje que nosotros hagamos las suposiciones pertinentes- comentó con un viso de desagrado en su voz - En todos los años que llevo en este oficio la vida me ha enseñado que las cosas no siempre son lo que aparentan... ¿Podría hablar con el enfermero que presenció la escena?
- Eso es lo extraño. Nadie en el hospital parece conocerlo. Pero iba perfectamente ataviado como nosotros...
Entonces se oyó un grito. Una enfermera había descubierto el cadáver de otra sanitaria. Scariolus salió corriendo hacia donde venían los gritos. La pobre mujer yacía con el cuello igualmente roto, como le sucedió a Jack, el del local de copas. Scariolus comenzó a pensar que el asesino era el mismo. Cuatro muertos en unas horas. Estaba ante un auténtico profesional. Un tipo que había burlado, por dos veces, la vigilancia del hospital. Que, tras haber acabado con aquella enfermera se disfrazó para no levantar sospechas y se dirigió sin titubeos hacia la habitación donde se encontraban el rubio hospitalizado y la sospechosa mujer, de la cual solo se sabía que tenía amistad con él, para acabar con ambos sin ninguna contemplación. Por alguna razón debía liquidarlos y después acabar con Jack.
Más tarde, el informe forense concluyó que esa mujer había tenido relaciones sexuales con Jack, lo cual, al llegar a oídos de Scariolus, le hizo marcarse el reto de investigar cuales podrían ser las razones que llevaran al asesino a acabar con todos ellos. La enfermera era un daño colateral y no profundizaría.
- Jimmy ¿conseguiste el retrato robot?- increpó a través del teléfono.
- Sí, señor. Lo tenemos.
- Hay que volver al local de Jack, confirmar que se trata de ese individuo e intentar localizarlo.
- De acuerdo, señor. Estoy ahí en dos segundos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario