miércoles, 25 de marzo de 2015

¡No hay comida!

- Recluida en el pozo seco, pronto se callará- le dijo el auxiliar a su jefe. - Tengo que reconocer que su mirada de ojos tristes, su llanto implorando perdón por haber pedido que se le diera de comer, estuvieron a punto de hacerme ceder a sus ruegos. Sin embargo, me mantuve firme, fiel al protocolo de este centro de día. No podemos dejar que estos viejos nos manipulen ¿verdad?.

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