Esas alas de plástico servían para volar. Al menos eso parecía,
aunque quizá fuesen de otro material. Pero eso era lo que menos
importaba. Se conseguiría el sueño del ser humano desde el origen mismo
de su existencia.
Solo había que suplicarles que también se las pusieran a ellos, si es que llegaban a entenderse algún día.
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