Me quedé dormido hilvanando constelaciones con las alineaciones que,
en breve, iban a experimentar los gigantes Saturno y Júpiter con Marte.
Y
en el sueño, casi soy atropellado en su alocada carrera por Sagitario
persiguiendo a Escorpio mientras, a mi derecha, un irrefrenable Cáncer
no paraba de mover sus cortantes pinzas alrededor de las cuerdas de la
balanza de Libra, lo que conseguiría segundos después. La reacción de
ésta fue vapulear al crustáceo con uno de sus platos, lo que fue visto
por Sagitario que, sin pensarlo, lanzó una certera flecha hacia Libra...
Desperté convencido de que ya no tenía ningún sentido predecir el futuro.
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